El negocio de ordeñar bien: eficiencia que se traduce en rentabilidad

Claudia Bottaro M.
Médico Veterinario
Gerente Equipos Ordeño Convencionales
DeLaval

La sala de ordeño es el corazón de un predio lechero, donde se cosechan todos los esfuerzos invertidos en los animales desde que nacen o ingresan al campo.

La eficiencia de la sala de ordeño es un factor decisivo en la productividad y rentabilidad de la producción lechera, y se puede medir de muchas maneras:

  • Vacas/Hora/Sala, indicador más común para evaluar el rendimiento global.
  • Vacas/Hora/Puesto, ideal para comparar salas de distintos tamaños.
  • Vacas/Hora/Unidad, que muestra qué tan bien se aprovechan las unidades de ordeña.
  • Vacas/Hora/Ordeñador y Litros/Hora/Ordeñador, perfectos para medir el valor de la mano de obra.

Optimizar la eficiencia no depende de un único factor, sino de una interacción equilibrada entre diseño, tecnología, rutina y manejo. Un sistema eficiente logra reducir tiempos, minimizar estrés, preservar la salud de la ubre y asegurar un flujo constante de leche con costos operativos controlados.

Tipo de sala y equipo: cómo influyen en la productividad

Elegir bien la sala de ordeño impacta directamente en la eficiencia del predio. Las salas de trato individual, como tándem o paso a través, dan mayor control, pero exigen más esfuerzo de los ordeñadores y son recomendables para rebaños pequeños. Las grupales —espina de pescado, paralelas o con salida rápida — permiten ordeñar varios animales a la vez, aceleran el proceso y son óptimas para rebaños medianos, aunque requieren mayor coordinación de los operarios. En rebaños grandes, las rotativas marcan la diferencia por su flujo continuo y bajo estrés animal, pero requieren de personal bien entrenado.

La ubicación y tipo de línea de leche también influyen en la eficiencia. Las líneas bajas permiten una rutina más ordenada, con unidades de ordeño siempre disponibles para cada vaca y un vacío estable en los pezones, lo que mejora velocidad y calidad de la leche. En cambio, la línea media pendular, más difundida en Chile, comparte una unidad de ordeño entre 2 puestos, teniendo una alta eficiencia por unidad, ya que siempre está ocupada, pero, a igual número de puestos, ordeñará menos vacas/hora/sala que una línea doble.

Ubicación y diseño: la base de una sala de ordeño eficiente

La eficiencia de una sala de ordeño comienza con su correcta ubicación. Reducir la distancia que recorren las vacas significa más tiempo para alimentarse y descansar, mejor bienestar animal y mayor producción de leche. Lo ideal es emplazarla en un punto elevado, con buen drenaje, que facilite el manejo de purines y que se encuentre próxima a zonas de alimentación y/o descanso.

También es importante considerar el clima, la orientación, la pendiente, la iluminación, el flujo de animales y maquinaria, así como el espacio para futuras ampliaciones (Nickerson & Rogers, 2018).

Una ubicación o diseño inadecuados prolongan el ordeño, generan estrés y afectan la rentabilidad. (Keil et al., 2016).

Rutina de ordeño: el detalle que marca la diferencia

Una rutina ordenada y constante asegura una buena bajada de leche y menos problemas sanitarios. Es fundamental colocar las unidades de ordeño en pezones limpios, secos y bien estimulados y retirarlas en de manera suave en el momento adecuado. Estudios muestran que una preparación deficiente puede aumentar el tiempo de ordeño por vaca en más de 20% y elevar la incidencia de mastitis (Ruegg, 2017). Por lo tanto, la elección de una rutina eficiente y la capacitación en ella será fundamental para obtener buenos resultados.

Tecnología: una ayuda necesaria

La incorporación de tecnología puede mejorar la rapidez del ordeño. Es así como, desde el diseño y los materiales utilizados en las pezoneras impactan en la extracción de leche, siendo las pezoneras con forma de trébol una excelente alternativa para reducir los tiempos. Las unidades de ordeño con altas tasas de evacuación logran mantener la estabilidad de vacío con flujos altos de leche, y, por consiguiente, mejoran la velocidad. Los retiradores automáticos, reducen el sobreordeño y permiten a los operarios realizar una rutina más precisa. Se ha comprobado, además, que vacas que cuentan con sistemas de alimentación en sala semiautomatizados o automatizados ingresan más rápidamente a la sala, y que en aquellos lugares donde existen sistemas gerenciamiento de rebaño con monitoreo en tiempo real de producción, ordeño y salud, es posible, ordenar y mejorar la rutina de ordeño. Incluso hoy, gracias “Flow Responsive MilkingTM” de DeLaval, en salas convencionales y robots, es posible ajustar el nivel de vacío y la pulsación al flujo de cada vaca, disminuyendo los tiempos de ordeño, aumentando la producción y mejorando la calidad de leche.

Precaución con el mantenimiento

Un equipo mal calibrado puede generar pérdidas de vacío, ordeño incompleto, daños en pezones y mayor riesgo de mastitis. Vacas ordeñadas en equipos que presentan filtraciones de vacío puede presentar hasta un 19% más de RCS que las ordeñadas en una instalación mantenida correctamente (Foltys et al., 2001) y en una instalación con el nivel de vacío en punta de pezón correcto, los tiempos de ordeño pueden ser hasta un 15% más cortos que en una donde no se encuentran bien ajustados (Callaghan et al., 2007).

El poder del equipo humano

El ordeñador es un actor clave.  Su capacitación en técnica, higiene y bienestar animal impacta tanto como la tecnología. La motivación, ergonomía del puesto y claridad en protocolos operativos son determinantes en la consistencia del ordeño.

En pocas palabras

La eficiencia de una sala de ordeño es el resultado de una planificación integral que considera el diseño, la tecnología, la ubicación, el mantenimiento y, sobre todo, la capacitación del personal. Invertir en mejoras no debe verse solo como un gasto, sino como una estrategia para aumentar la productividad, reducir problemas sanitarios, prolongar la vida útil del equipo de ordeño y aumentar la longevidad de las vacas.