Azufre en el suelo: disponibilidad para la planta

Ingrid Castro U.
Ingeniero Agrónomo
Directora Centro de Laboratorios Cooprinsem
icastro@cooprinsem.cl

El azufre es un elemento clave en la dinámica del suelo, y su disponibilidad depende de factores químicos, biológicos y físicos. Entender cómo se comporta en diferentes condiciones del suelo es esencial para gestionar su uso de manera eficiente y garantizar que las plantas puedan aprovechar este nutriente vital. El azufre puede encontrarse en varias formas químicas en el suelo, cada una con diferentes grados de disponibilidad para las plantas. Las principales formas son:

  • Azufre Elemental (S°): Es la forma pura del elemento azufre que se encuentra en pequeñas cantidades en los suelos. Aunque no es inmediatamente accesible para las plantas, se puede convertir en sulfato mediante la acción de bacterias y otros organismos del suelo. Este proceso es conocido como mineralización.
  • Sulfato (SO₄2-): Es la forma más disponible de azufre para las plantas. El sulfato se encuentra en el agua del suelo y es fácilmente absorbido por las raíces de las plantas. La presencia de sulfato depende de varios factores, incluidos el pH del suelo y la actividad biológica.
  • Compuestos Orgánicos de Azufre: El azufre también se encuentra en formas orgánicas dentro de la materia orgánica del suelo, como los residuos vegetales y animales. Estos compuestos deben ser mineralizados para liberar sulfato.

El azufre en el suelo no es estático, sino que pasa por varias transformaciones químicas que afectan su disponibilidad para las plantas, las más importantes son:

  • Mineralización del Azufre: El proceso de mineralización es crucial para convertir el azufre en formas que las plantas puedan utilizar. Las bacterias y otros microorganismos del suelo descomponen los compuestos orgánicos de azufre y liberan sulfato (SO₄2-): que es la forma que las plantas absorben.
  • Oxidación y Reducción: El azufre elemental (S°) puede oxidarse a sulfato (SO₄2-): en condiciones aeróbicas, y a sulfuros en condiciones anaeróbicas. Esto significa que en suelos mal aireados (por ejemplo, en zonas inundadas), el azufre puede ser reducido a formas menos accesibles para las plantas, como los sulfuros.

En el suelo el azufre también interactúa con otros nutrientes en el suelo, lo que puede influir en su disponibilidad, así se tiene:

  • Relación con el Nitrógeno: El azufre es necesario para la síntesis de proteínas y aminoácidos, de manera similar al nitrógeno. Por lo tanto, en suelos con deficiencia de azufre, las plantas pueden no utilizar eficientemente el nitrógeno, lo que puede afectar el crecimiento vegetal.
  • Relación con el Fósforo: El azufre también puede influir en la solubilidad del fósforo. En suelos con niveles adecuados de azufre, el fósforo es más accesible para las plantas, ya que el azufre participa en la formación de compuestos que ayudan a liberar fósforo de formas insolubles.

Respecto de la estructura física del suelo, éste nutriente tiene un impacto indirecto. Al ser parte de procesos biológicos y químicos que afectan la agregación del suelo, un adecuado suministro de azufre puede mejorar la estructura del suelo, promoviendo una mejor aireación y retención de agua. Esto es especialmente importante en suelos arenosos o compactados.

Factores que afectan la disponibilidad del Azufre para las plantas

Varios son los factores que influyen en la disponibilidad de azufre, entre los más relevantes se encuentran:

  • pH del suelo: es uno de los factores más importantes que afecta la forma en que el azufre se encuentra en el suelo. En suelos ácidos (pH bajo), el azufre elemental se oxida más fácilmente a sulfato. En suelos alcalinos (pH alto), la disponibilidad de sulfato disminuye, y el azufre puede precipitarse como sulfato de calcio (yeso) o en otras formas poco solubles.
  • Actividad microbiana: Las bacterias del suelo, especialmente las bacterias sulfato-reductoras, juegan un papel crucial en la conversión del azufre orgánico a sulfato. En suelos con mayor actividad microbiana, el proceso de mineralización es más eficiente.
  • Contenido de materia orgánica: Los suelos ricos en materia orgánica tienden a tener más azufre en forma orgánica, lo que proporciona una fuente constante de azufre a medida que los compuestos orgánicos se descomponen.
  • Humedad y aeración del suelo: En suelos secos o muy húmedos, la disponibilidad de azufre puede verse afectada. Los suelos secos tienden a tener menor actividad microbiana, mientras que los suelos saturados de agua pueden generar condiciones anaeróbicas que favorecen la reducción del azufre a formas menos accesibles.

Los suelos trumaos, característicos del sur de Chile, son de origen volcánico y presentan una alta capacidad de retención de agua. Sin embargo, debido a las elevadas precipitaciones en la región, el azufre en forma de sulfato (SO₄²-) es susceptible a pérdidas por lixiviación.

Aunque no se dispone de datos específicos sobre la cantidad exacta de azufre que se pierde por lixiviación en suelos trumaos bajo alta precipitación, se sabe que en regiones templado-húmedas, una proporción significativa del azufre puede ser lixiviada debido a la movilidad del ion sulfato en el perfil del suelo.

Para mitigar estas pérdidas y mantener niveles adecuados de azufre en suelos trumaos con alta precipitación, se recomienda:

  • Aplicaciones fraccionadas de fertilizantes azufrados: Dividir la dosis total anual en varias aplicaciones durante la temporada de crecimiento para asegurar una disponibilidad constante de azufre.
  • Uso de fuentes de azufre de liberación lenta: Como el azufre elemental, que requiere oxidación microbiana antes de estar disponible para las plantas, reduciendo el riesgo de lixiviación inmediata.
  • Incorporación de materia orgánica: La adición de compost o estiércol puede mejorar la retención de nutrientes y reducir la lixiviación.
  • Monitoreo regular del suelo: Realizar análisis periódicos para ajustar las prácticas de fertilización según las necesidades específicas del suelo y el cultivo.

 

Efectos del Azufre en la productividad agrícola

El azufre es un nutriente esencial para las plantas, y su rol en la agricultura moderna es cada vez más reconocido. Su función va más allá de ser un simple elemento nutricional: forma parte de aminoácidos como la cisteína y la metionina, fundamentales para la síntesis de proteínas. Además, interviene en procesos clave como la formación de enzimas, vitaminas (como la tiamina y la biotina) y compuestos antioxidantes que fortalecen la resistencia de las plantas frente al estrés ambiental. En el suelo, mejora la eficiencia del uso del nitrógeno y del fósforo, contribuyendo a un crecimiento vegetal más vigoroso y equilibrado. Por otro lado, el déficit de este elemento puede generar clorosis en las hojas jóvenes, retraso en el desarrollo y una menor calidad del grano o fruto.

En las praderas del sur de Chile, donde los suelos suelen presentar condiciones ácidas, altas precipitaciones y una elevada lixiviación de nutrientes, factores que favorecen la pérdida de azufre disponible, el déficit de azufre puede traducirse en una menor producción de forraje, pérdida de calidad proteica y un impacto directo en la nutrición animal. La incorporación de azufre en los planes de fertilización de praderas, especialmente en sistemas de producción lechera y ganadera intensiva, ha demostrado mejorar significativamente la productividad y calidad del pasto, aumentando su contenido de proteína bruta y favoreciendo una mejor conversión alimenticia en los animales.

Una adecuada gestión del azufre no solo optimiza la disponibilidad de nutrientes, sino que también contribuye a la salud del ecosistema agrícola, promoviendo una agricultura más consciente, sostenible y resiliente frente a los desafíos futuros.

Contáctese con el Laboratorio de Suelos de Cooprinsem al correo electrónico labsuelosyforrajes@cooprinsem.cl o al teléfono: 64 2 254320. Puede coordinar la visita de un técnico especializado a su campo, quien se encargará de tomar una muestra representativa de su predio o potrero. El análisis químico permitirá evaluar con precisión la fertilidad del suelo. El plazo de entrega de resultados es de 7 a 10 días hábiles, contados desde la recepción de la muestra en el laboratorio.