Aspectos del ensilaje de maíz que suman o restan litros de leche en el estanque (Parte 1)

ING. MSC. ODRIOM ESCOBAR

Uno de los logros más destacados de la ganadería lechera, es la capacidad de las vacas para transformar forrajes en proteína animal, un nutriente esencial en la dieta humana. Y nuestro país es conocido como uno de los pocos países en el mundo donde por años gran parte de la alimentación dae vacas de producción lechera (especialmente en la zona sur del país) se ha basado principalmente en el pastoreo como fuente principal de forraje. No obstante, cada vez más productores han reconocido y se suman a una realidad: la alimentación de forrajes exclusivamente a base de pastoreo presenta limitaciones para alcanzar los altos niveles de producción de leche que, gracias a los avances en genética, se podrían obtener de la vaca moderna actualmente.

La búsqueda de mayores rendimientos ha impulsado una tendencia hacia la estabulación en el sur del país, lo que conlleva cambios en los métodos de nutrición y alimentación. En este nuevo contexto, las vacas de mayor tamaño (más exigentes por su genética) requieren dietas formuladas con más precisión, donde el ensilado de maíz de alta calidad se posiciona como la fuente de forraje por excelencia.

Este forraje conservado se destaca por su elevado potencial de producción de materia seca (MS) y alto valor energético, y además de ser muy competitivo por el uso del suelo en base a su costo de producción versus al pastoreo, permite cubrir gran parte de las necesidades de energía y fibra sin comprometer el pH ruminal, además de reducir el costo el uso de otras fuentes de alimentos suplementarios. Por ello, para el éxito de su inclusión en las dietas, resulta indispensable identificar y aplicar criterios técnicos que aseguren el correcto proceso de producción de ensilado de maíz de alta calidad (que va desde la selección del hibrido hasta el tapado luego de la cosecha), lo que conduciría a una mayor eficiencia en la producción de litros de leche registrados en el tanque. Tomar a la ligera la producción de un ensilado de maíz de calidad, podría convertir un proyecto de estabulación en un costoso fracaso.

Uno de los errores más comunes en el campo es asumir que todos los ensilajes de maíz son iguales. A simple vista, sembrar una hectárea para ensilar parece un proceso estandarizado: selección del híbrido, cultivo, punto y método de cosecha, maquinaria empleada, confección del silo, compactación y tapado, y por lo tanto no debería ser muy diferentes los resultados entre un campo y otro ¿cierto? Sin embargo, la experiencia demuestra que cada etapa y condiciones puede marcar la diferencia entre un producir un material de calidad regular a deficiente u otro con excelente calidad capaz de sostener una alta producción de leche durante todo el año.

En esta primera entrega abordaremos el primer factor del proceso de producción de ensilado de maíz, el cual está vinculado directamente en la eficiencia productiva.

Selección del Híbrido y Punto óptimo de Cosecha

En la práctica, los llamados híbridos de doble propósito son los más utilizados para la elaboración de ensilado de maíz, ya que se adaptan tanto a la producción de grano como a la de forraje y generalmente presentan alto potencial de rendimiento del grano y moderada digestibilidad de la fibra.  Su elección debe considerar no solo el potencial de grano, sino también la tasa de maduración (secado) del grano, la digestibilidad de la fibra y el rendimiento total del cultivo. Además, su desempeño está condicionado por factores agronómicos, manejo y estresores del cultivo como tipo de suelo, fertilización, lluvia o sequía, temperaturas, altura de corte, grado de madurez, humedad y presencia de plagas.

Por otra parte, el valor energético del ensilado de maíz está relacionado principalmente de su contenido de almidón, mientras que su consumo depende del contenido y la digestibilidad de la fibra detergente neutro (FDN), aspecto significativo en vacas de alta producción. Por años ha prevalecido en el sector lechero la idea de que “cuanto más almidón, mejor es la calidad del ensilado de maíz”, y aunque el almidón es sumamente importante como fuente de energía dentro del ensilado de maíz, su porcentaje por sí solo no garantiza una buena respuesta productiva en las vacas lecheras.

En busca de una mayor concentración de almidón, muchos productores optan por cultivar plantas con alta proporción de grano sobre el forraje (tallo, hoja, mazorca, tallo de mazorca), e igualmente cosechan a un grado de madurez de la planta entera superior al 36 a 40% de MS. Sin embargo, este enfoque presenta riesgos: el endospermo del grano con este nivel de maduración se vuelve más vítreo (mayor dureza), reduciendo la digestibilidad del almidón que contiene, del mismo modo dificulta su procesamiento debido a que la gran parte de cosechadoras de las que se disponen no pueden triturar el grano correctamente. Si las cosechadoras no logran un procesamiento eficaz del grano (índice de KPS idealmente superior al 75%), se incrementa la cantidad de granos enteros en el silo, lo que limita su aprovechamiento y provoca pérdidas económicas, pues el grano pasa intacto por el tracto digestivo y antes de ser eliminado en el estiércol, es fermentado en el intestino grueso causando inflamación intestinal en las vacas.

A medida que la planta madura, el contenido de fibra indigestible aumenta, debido a la lignificación progresiva del forraje (es decir, aumenta la proporción indigestible de la pared celular de las plantas). Esto implica que, aunque se obtenga más almidón, se sacrifica la digestibilidad de la fibra. Por ello, para optimizar la respuesta productiva, la elección de híbridos de doble propósito con alta digestibilidad de FDN (más del 60%) es prioritaria. Estos materiales permiten un mayor consumo de MS total/vaca/día de silo de maíz, representando cerca del 40-45% de la materia seca ofrecida en la dieta, obteniendo con ello una dieta más forrajera y energética a la vez, lo que se traduce en salud y alta producción, combinación ideal en términos de la anhelada longevidad de las vacas.

El momento óptimo de cosecha para estos híbridos se sitúa entre 32% y 35% de MS de la planta entera. En este rango, cada incremento de un punto porcentual en MS se acompaña de un aumento proporcional en el contenido de almidón, comprometiendo la calidad de la fibra.

Experiencias recientes con productores en la zona centro sur del país, han demostrado que el uso de variedades que aunque con 2,5% menos de almidón en el ensilado, presentan una digestibilidad de FDN 6 puntos superior a la media, pudiendo incrementar el consumo de MS en 1,5 a 2 kg por vaca al día (señalado en Gráfico 1). Este aumento se traduce en 2 a 2,5 litros adicionales de leche (señalado en Gráfico 2), siendo un impacto económico que puede modificar de forma decisiva la rentabilidad del sistema.

 

En la próxima parte se abordarán otros aspectos en la elaboración de ensilado que pueden significar mayor eficiencia en la producción de leche, tales como:

  • Altura y procesamiento de la cosecha (procesamiento del grano y tamaño de la fibra).
  • Compactación y tapado.
  • Extracción y manejo de la cara expuesta del silo.