Pedro Melendez
Médico Veterinario, MS, PhD, Diplomado ABVP Ganado Lechero. Department of Veterinary Clinical Sciences, Jockey Club College of Veterinary Medicine and Life Sciences, City University of Hong Kong.
El ensilaje es un método eficaz de conservación de forrajes, especialmente de pasturas en ambientes fríos y húmedos, como las ballicas perennes, que son difíciles de conservar con otros métodos como es el henificado o el henilaje. Por lo tanto, éste método es muy utilizado en zonas geográficas donde el crecimiento de los pastos es rápido durante la primavera y lento durante el invierno debido a las bajas temperaturas del suelo, como lo es en el sur de Chile. Como resultado, el excedente de materia seca producido en primavera/verano debe conservarse para cubrir la escasez de forraje durante los meses de otoño/invierno.
El objetivo del proceso de ensilaje es lograr un proceso de fermentación rápido y constante, produciendo suficientes ácidos para reducir el pH del forraje y evitar el deterioro y la putrefacción del forraje. Un método tradicional de conservar el forraje, es a través de la confección de silos en parva o en trincheras. Estos últimos son más comunes en los rebaños lecheros de mayor tamaño y tecnológicamente más avanzado; sin embargo, en los rebaños más pequeños, los silos tipo parva son más comunes, ya que se pueden confeccionar más fácilmente en un mayor número y de tamaño más reducido en varios lugares estratégicos del predio.
Sin embargo, en las últimas décadas, el uso de material plástico para envolver, compactar y almacenar el pasto cosechado, conocido como ensilaje de bolsas o bolos, ha ganado popularidad en el mundo. Existen varias ventajas del ensilaje en bolos, entre ellas: 1) es una alternativa menos costosa que los sistemas tradicionales, 2) el ensilado en bolsas de plástico permite el almacenamiento en cualquier lugar del predio y un fácil transporte de un lugar a otro, y 3) las bolsas se van abriendo según sea la necesidad, lo que evita la exposición al aire y el deterioro. No obstante, el ensilaje de bolos tiene algunas desventajas, incluida la necesidad de picar el pasto fresco para mejorar la compactación y la fermentación. De no hacerlo, es posible que los trozos de forraje más largos se compacten menos que en los sistemas tradicionales, lo que compromete el proceso de fermentación. Además, los daños a los bolos, causados principalmente por aves y roedores u otros animales, pueden provocar el deterioro del material ensilado. Por último, el impacto ambiental negativo de la contaminación con plástico residual puede ser significativo. Por lo tanto, la pregunta que se hacen los productores de leche cuando se preparan para conservar el forraje en rezago es qué método utilizar y si la calidad del forraje ensilado entre la parva y los bolos es la misma. Este artículo intenta responder a esa pregunta compartiendo los resultados de una investigación que realizamos con el laboratorio de suelo y forrajes de Cooprinsem junto a la Ingeniera Agrónoma Ingrid Castro y que fue presentada en la Conferencia Anual de la Asociación Estadounidense de Ciencias Lecheras en el 2024.
El estudio evaluó ensilaje de ballica: 445 muestras de ensilado de parva y 435 muestras de ensilado en bolos, analizadas por Espectroscopia del Infrarrojo Cercano (NIRS). Además, el estudio comparó las posibles respuestas productivas y fisiológicas de las vacas lecheras utilizando el modelo nutricional predictivo de la Universidad de Cornell (CNCPS). Este modelo puede determinar de manera eficiente la energía metabolizable (EM) y la proteína metabolizable (PM) que una vaca puede obtener de la dieta para ciertos niveles productivos y condiciones ambientales.
En general, en cuanto al contenido nutricional de ambos ensilajes, el contenido de materia seca (%) y proteína cruda (%) fueron significativamente menores en los ensilajes de parva que en los ensilajes de bolo, con valores de 35,17% vs. 42,21% y 13,27% vs. 13,86%, respectivamente. En contraste, los contenidos de aNDFom y lignina, indicadores de la fibra cruda, fueron significativamente mayores en los ensilajes de parva que en los ensilajes de bolos, con valores de 51,43% vs. 49,10%, y 4,52% vs. 3,85%, respectivamente. Sin embargo, la digestibilidad de la FDN a las 30, 120 y 240 horas post-fermentación no fue estadísticamente diferente entre los dos métodos de conservación. Los ácidos totales, que reflejan el pH de los ensilajes, fueron significativamente menores en los ensilajes de bolos (4,53%) que en los ensilajes de parva (6,27%). Esto fue indicativo de un pH más alto para los ensilajes de bolos (4,69) que para los ensilajes de parva (4,37), lo que podría afectar negativamente el consumo de materia seca de las vacas.
En general, para las predicciones del modelo de Cornell (CNCPS) con el supuesto de una vaca Holstein en pastoreo de 630 kg, 90 días en leche, 38 kg de producción de leche (4,1 % de grasa y 3,8 % de proteína), manteniendo la condición corporal y consumiendo 25 kg de materia seca de cada sistema de ensilaje (parva vs. bolos), la energía metabolizable predicha para producir leche fue significativamente mayor para el ensilaje en bolo (41,8 Mcal/día) que para el ensilaje en parva (40,3 Mcal/día). Además, el ensilaje en bolos genera una mayor cantidad de proteína metabolizable predicha (462,3 g/día) que el ensilaje de parva (296,6 g/día).
Si bien el contenido de N, P y K en heces (g/día) y de metano (L/día) predicho por el modelo de Cornell fue significativamente mayor en los ensilajes de bolos que en los ensilajes de parva; pero como el ensilaje de bolos es de mejor calidad (por kilo de materia seca genera más leche) al alimentar con una cantidad menor de ensilaje de bolos se puede lograr un rendimiento de leche similar al producido con una cantidad mayor de ensilaje de parva, por lo que es posible obtener una menor excreción de N, P, K y menores emisiones de metano por parte del animal. En consecuencia, la superficie total de un predio para la conservación de forrajes se puede reducir significativamente, lo que va a reducir tanto la huella de carbono como la cantidad de plástico para el proceso del ensilado de bolos.