SQM: Fertilizantes Minerales y su impacto en la Alimentación mundial

Carlos White
Gerencia Desarrollo SQMC

El comportamiento de las sociedades, sus variaciones en el patrón de consumo y el crecimiento poblacional, son factores que producen una constante necesidad, demanda de recursos y materias primas a la industria de alimentos.

Según la proyección de las Naciones Unidas, la población mundial esperada a 2050 será de 9,2 billones. De acuerdo con estos valores la producción mundial de alimentos deberá aumentar un 50%, para solventar las necesidades alimentarias de la población.

Este aumento de demanda requiere una mayor producción asociada a la superficie de tierra arable actualmente habilitada, siendo esta cada vez más escasa. En base a esto, el objetivo solo puede ser logrado a través del perfeccionamiento de la producción de alimentos, buscando el óptimo potencial productivo, implicando mejoras tecnológicas a todo nivel.

De cierta manera las producciones pueden ir en aumento considerando los avances en biotecnología, genética y aplicación adecuada de fertilizantes minerales.

La correcta aplicación de fertilizantes minerales hace referencia al concepto de uso de las 4Rs (Right Source, Right Rate, Right Time, Right Place), que establecen un manejo de aplicación al suelo de forma sostenible, evitando desbalances o alteraciones.

¿PERO QUÉ SON Y CÓMO SE ORIGINAN LOS FERTILIZANTES MINERALES?

En términos sencillos el fertilizante mineral es un producto inorgánico, que provee a la planta de al menos un nutriente esencial para su desarrollo, complementando así los nutrientes entregados por el propio suelo.

En general los fertilizantes son fuentes minerales naturales, que la mayoría de las veces se encuentran en yacimientos formados, exclusivamente por acumulación a través de los años: de material orgánico fosilizado, concentración de algún elemento por actividad volcánica, acumulación salina por evaporación, descomposición de la materia orgánica y/o hasta simples rocas trituradas con alto contenido de nutrientes minerales.

Según el método de producción y origen, cada fertilizante tiene su huella de CO2 equivalente, la cual puede ser minimizada optimizando su proceso productivo, logístico, forma de aplicación o incorporando tecnologías que pueden otorgar eficiencia a éste.

Una vez aplicados los fertilizantes minerales y disueltos en el perfil, las sales contenidas en éstos logran superar diferentes ineficiencias propias de la interacción con la solución de suelo, pasando a su forma iónica permitiendo ser absorbidos por la planta de forma natural.

Esto demuestra que durante la aplicación ocurren transformaciones o procesos químicos inherentes al suelo de forma equilibrada. Esta naturalidad en la transformación de un fertilizante mineral a un ion disponible para ser absorbido es relevante considerando el momento oportuno de aplicación y la velocidad de entrega del nutriente para que la asimilación por parte del cultivo sea óptima.

Los iones provenientes de los fertilizantes  minerales que son absorbidos por los cultivos, pueden ingresar al metabolismo de la especie y pueden ser transformados a moléculas más complejas de importancia nutricional para los seres humanos, tales como proteínas, vitaminas, minerales, fibra, antioxidantes y otros compuestos de importancia para la nutrición humana, además de aportar las calorías necesarias para el consumo diario.

RELACIÓN DE LOS FERTILIZANTES MINERALES CON LA PRODUCCIÓN AGRÍCOLA EN EL MUNDO

A través de la historia, el sector agrícola ha experimentado constantes incrementos en producción por parte de los cultivos a nivel mundial. Aumentos que han sido necesarios para el abastecimiento de los países, sin embargo, el crecimiento poblacional ha generado una demanda constante por estos recursos. Dentro de un contexto de cambio climático, menor superficie arable y un aumento del área urbana, en donde el fertilizante juega un rol primordial en cuanto a la mantención o aumento de los estándares productivos. Se debe considerar como fundamental, el aporte que realizan a los suelos permitiendo que los nutrientes puedan ser extraídos por parte de los cultivos, sin disminuir la fertilidad de éstos.

La relevancia de este punto considera que el fertilizante mineral tiene una permanencia en el suelo, generando aportes en el tiempo mayores al período de crecimiento del cultivo. Normalmente se realizan aplicaciones con la finalidad de entregar los elementos necesarios al cultivo, sin considerar que existe un porcentaje de nutrientes que permanecen y enriquecen la nutrición futura, puesto que, no todo se utiliza en la misma temporada.

Existe además el factor de aplicación de fertilizantes minerales como enmiendas para mejorar la concentración de algún nutriente, mejorar niveles de pH, disminuir contenido de aluminio, solubilizar iones no disponibles o fijados, entre otros.

Si disminuyen la dosis de un suelo históricamente fertilizado, es probable que en los primeros años no debiesen existir diferencias considerables en rendimiento, pero a mediano y largo plazo se observará un efecto detrimental en los nutrientes disponibles para los cultivos, afectando productividades y calidad final de los productos agrícolas. Si esto fuese realizado en un suelo “nativo” o poco fertilizado, la posibilidad de optar por un potencial productivo sería mínimo. 

El reemplazo del fertilizante mineral hacia otras fuentes aún no es una estrategia confiable que pueda lograr un aporte considerable a suelo y cultivo para considerarlo sostenible en el tiempo, dentro del objetivo principal de alcanzar la alimentación total de la población.

Finalmente, es categórica la necesidad de mantener la “despensa” abastecida con el stock de nutrientes disponibles para lograr una agricultura más sostenible en el tiempo, permitiendo llegar a los máximos potenciales productivos, considerando el rol que nuevas tecnologías puedan aportar en aumentos de productividad, automatización de procesos que permitan mejorar precisión y eficiencia, además de aumento en capacitación y optimización de manejos por parte del productor.

CONCLUSIONES

La demanda mundial por fertilizantes minerales permanece constante en el tiempo y en aumento debido al crecimiento de la población y la variación en los patrones de consumo en algunos países. No se puede lograr un abastecimiento más sostenible sin el uso de fertilizantes minerales ya que, sin estos, no alcanzaría ni a la mitad de lo necesario para alimentar a la población, lo que llevaría a buscar otras alternativas como el cambio en las estructuras productivas, migrando los suelos de bosques o superficies de flora y fauna nativa por suelos cultivables, agravando los impactos medio ambientales.

Los fertilizantes minerales poseen beneficios en su uso y su efecto en los suelos, las mejoras producidas por su aplicación y mantención de las reservas de los nutrientes los hacen parte de la estrategia de aumento y mantención de las productividades.

Los fertilizantes minerales juegan un rol crítico en la seguridad alimentaria, y por razones de costos y aplicabilidad a grandes extensiones, no pueden ser reemplazados por otras fuentes. Sin embargo, es determinante la forma en que sean utilizados y aplicados, siempre apoyándose en el concepto de las  4Rs.

El fertilizante mineral debe ser aplicado efectiva y eficientemente conforme a las prácticas de manejo sostenible que consideran el aspecto social, medio ambiental y económico. Los principales pilares del manejo de la fertilización pueden ser adoptados en todos los sistemas agrícolas para asegurar que la producción se logre de manera óptima sin perjudicar el medio logrando un equilibrio dinámico.