Importancia de una buena alimentación láctea en crianza de terneros

Paulina Campos B.
Médico Veterinario
Asesoría en Crianza de Terneros
Unidad de Nutricion Animal
pcampos@cooprinsem.cl

La crianza de terneros  siempre ha sido un desafío para los productores, dado que constituye una etapa que no genera ingresos en el corto plazo y representa un porcentaje importante en los costos de producción de un predio.

De ahí se desprende que muchos productores se esfuerzan por tratar de reducir los costos lo máximo posible en esta primera etapa. Sin embargo, a veces se ve afectada la cantidad y calidad de alimento que se destina a los terneros, no solo en la fase láctea si no también durante la recría, lo que tiene consecuencias en el desarrollo futuro.

Por lo mismo, revisaremos la importancia de entregar una adecuada alimentación láctea, el impacto que tiene a largo plazo y el cómo asegurar un buen plano nutricional nos puede ayudar a ahorrar al término de esta importante fase.

Para comenzar, cuando hablamos de buena alimentación, se refiere a entregar los alimentos necesarios que cubran los requerimientos específicos de acuerdo a la etapa de desarrollo en que se encuentre el ternero. Como consecuencia de ello tendremos una buena nutrición, proceso involuntario donde se transforman y utilizan los nutrientes presentes en los alimentos para que el animal mantenga sus funciones vitales y le permita crecer.

Existe una tabla de requerimientos nutricionales para terneros de lechería donde se detalla las necesidades de proteína y energía según la ganancia de peso esperada (ver Tabla 1).

ALIMENTACIÓN LÁCTEA

La primera fuente es la alimentación láctea, representada por leche entera o sustituto lácteo. Si se utiliza sustituto lácteo, es importante considerar su calidad nutricional y esta se relaciona con los aportes de proteína (al menos 21%) y grasa (mínimo 15%) y que los ingredientes utilizados tengan la mayor digestibilidad. Investigaciones han demostrado que la alimentación láctea de alta calidad resulta en mayor crecimiento, mayor tasa de sobrevivencia y consumo temprano de alimento sólido que una de baja calidad (BAMN, publication).

Pero no solo es importante la calidad, también la cantidad de leche que ofrecemos a los terneros. La alimentación tradicional suele ofrecer 4 lt/día con 12,5% de sólidos totales, equivalente a 500 gr/día por ternero.

Investigaciones sugieren entregar al menos el 15- 20% del peso vivo (entre 3-28 días edad) en alimentación láctea, es decir, 6-8 lt/día a un ternero de 40 kg de peso (750 a 1000 gr/d). Otra fuente indica alimentar al menos al 1,5% del peso vivo al nacer en sólidos lácteos, es decir, un mínimo de 600 gr para un ternero de 40 kg (ver Tabla 2).

Los terneros se caracterizan por ser altamente eficientes en la conversión de la leche a tejidos entre el nacimiento y las 12 semanas de vida, por lo que alimentar con mayor aporte de sólidos en esta etapa, será retribuido directamente en ganancia de peso.

Considerar que se puede aumentar la concentración (gr/lt) sólo si se trabaja con sustitutos que contienen menos de 0,1% de fibra y una alta proporción de proteína láctea en su composición.

Recordemos que la energía que recibe el ternero a través de los alimentos tiene dos destinos: mantención y crecimiento.

La energía destinada a mantención se utiliza en el metabolismo (digestión, respiración) y mantención de temperatura corporal. Hay que tener presente que la primera prioridad es ésta, mantención. Si el aporte de energía no es suficiente, el ternero destina lo que obtiene sólo a mantención y por lo tanto, no crece. Sólo si hay un diferencial, el animal lo destinará a crecimiento. De ahí la importancia de ofrecer un plano nutricional mayor que abarque ambas funciones.

Esto es particularmente crítico en terneros menores de 30 días, los cuales dependen nutricionalmente de la leche, dado que el consumo de concentrado inicial es mínimo en esta etapa, así como su capacidad de digerirlo.

Sin embargo, la calidad del concentrado inicial ofrecido es fundamental, así como el acceso al agua, donde fomentar el consumo temprano de ambos permitirá llevar a cabo la transición de monogástrico a rumiante en forma adecuada y necesaria para sostener una buena ganancia de peso posterior al destete.

BIENESTAR ANIMAL

Las recomendaciones que apuntan a una mayor cantidad de leche, también van dirigidas a mejorar el bienestar de los terneros, dado que los animales que están más satisfechos, exhiben más su comportamiento natural, reduciendo las conductas asociadas al hambre (chupeteo, mayor número de visitas a la estación de alimentador automático sin crédito, bajo comportamiento de juego).

SISTEMA INMUNE

Un estudio demostró que el nivel nutricional ofrecido a los terneros incide en la capacidad de respuesta inmune de los mismos. Se compararon dos planos nutricionales (400 gr y 1000 gr de sustituto al día), y se observó que los terneros con plano nutricional bajo, tenían una baja respuesta de anticuerpos frente a un desafío inmunitario.

Durante periodos de tiempo frio, el ternero usa la energía para mantener su temperatura corporal, consecuentemente esta  energía no está disponible para crecimiento u otras funciones vitales como el sistema inmune (BANM publication).

La recomendación es aumentar la oferta láctea conforme baja la temperatura ambiente por debajo de la temperatura de termoneutralidad de los terneros (bajo 10°C en terneros menores de 3 semanas y bajo 6°C en terneros mayores de 3 semanas), dado que el requerimiento de mantención aumenta para lograr mantener constante la temperatura corporal.

Se estima que por cada 5 grados de descenso de temperatura bajo el umbral de 15°C (terneros menores de 3 semanas), se debería agregar 50 gr de sustituto lácteo o 0,330 lt de leche entera a la ración del día (calf managment guide 2023, AHDB).

Esto toma mayor relevancia si consideramos la mayor superficie de piel en relación al peso corporal que tiene un ternero, que dificulta más mantener la temperatura corporal respecto de una vaca, lo que consume más energía.

La suplementación adicional de energía en periodo invernal, tiene un impacto positivo en el refuerzo del sistema inmune y resistencia a enfermar, ayudando a reducir la tasa de tratamientos (ver Gráfico 1).

PRODUCCIÓN DE LECHE FUTURA

Existe evidencia científica que señala que incrementar el consumo de nutrientes (leche o sustituto lácteo) desde el nacimiento a los 56 días de edad, se traduce en un incremento en la producción de leche durante la primera lactancia. Esto está asociado a la ganancia de peso en el periodo predestete, donde la ganancia de peso en esta fase determina el 22% de variación de la producción lechera en la primera lactancia, estimándose 850 kg más de leche por cada kg de ganancia de peso predestete (Soberon et al, 2012).

COSTOS

Un plano nutricional/energético mayor permite al ternero mantener un sistema inmune activo que lo defienda adecuadamente de patógenos y factores estresores. Esto ayudará a alcanzar una menor tasa de tratamientos, lo que significa una reducción de costos de medicamentos en la fase de crianza.

Así también, al evitar que los terneros enfermen logramos que su desarrollo sea acorde a su edad, lo que se traduce en un periodo de fase láctea de acuerdo al protocolo establecido, evitando alargar el tiempo de alimentación con leche para recuperar terneros atrasados, lo que muchas veces significa 1 mes de leche o sustituto lácteo adicional a desembolsar.

Otro costo asociado que se puede reducir es la mortalidad por enfermedad. Hay que recordar que una ternera muerta en la fase láctea significa la pérdida total de la leche/sustituto lácteo y concentrado consumió durante todo el periodo, más el costo de la dosis de semen, arete, vacunas, mano de obra, entre otros.

EDAD AL PRIMER PARTO (EPP)

Finalmente, si logramos entregar la alimentación que permita nutrir adecuadamente a la ternera, evitar que se enferme y por lo tanto que exprese su potencial genético, lograremos alcanzar la primera meta productiva: duplicar el peso al nacimiento a los 60 días, para posteriormente destetar al peso esperado para la edad.

La siguiente meta es alcanzar el 55% del peso vivo adulto para encastar entre los 14-16 meses (raza Holstein 320-340 kg) y sólo se alcanzará si se logra mantener una ganancia de peso constante después del destete.

Si todo resulta bien, la edad al primer parto será de 23-25 meses. Este indicador nos fija un óptimo técnico (24 meses) que refleja que el proceso de crianza y recría se está efectuando bien, reflejando la eficiencia del periodo.

Esto es un desafío que se debe tomar, ya que según el control lechero oficial de Cooprinsem, la edad al primer parto promedio de los predios bajo control muestra una brecha importante de mejora para seguir trabajando y lograr la eficiencia productiva en la crianza-recría.

Esto es relevante si consideramos que la edad al primer parto  tiene un efecto significativo sobre la producción por día de vida, disminuyendo 0,33 kg por día de vida por cada mes adicional de edad al primer parto, equivalente a 507 kg  menos de producción de leche por cada mes adicional de atraso (C.Lizana, 2013).

COMENTARIOS FINALES

En resumen, entregar un plano nutricional adecuado en la fase láctea que cubra los requerimientos de mantención y crecimiento de los terneros, será retribuido en mejor ganancia de peso, salud, bienestar animal y producción lechera futura.