¿Qué aspectos considerar al momento de elegir una especie, variedad o mezcla forrajera en el establecimiento de una pradera?

Rodrigo Bertin A.
Ingeniero Agrónomo
rbertin@cooprinsem.cl
Unidad de Semillas
Cooprinsem

Consideraremos que la pradera es el recurso forrajero más utilizado en el sur de Chile y cuando esta se maneja bien puede ser muy productiva, logrando altos rendimientos de materia seca; sin embargo, se requiere de un cierto nivel de conocimiento para elegir y decidir la variedad o mezcla adecuada a establecer, manejarla de la forma correcta para tener praderas más productivas, persistentes y en definitiva,  ofrecer el alimento que aporte la fuente más barata de energía y proteína para la alimentación de los animales.

 

Existe una amplia variedad de alternativas forrajeras que podemos decidir establecer en siembras puras o asociadas, buscando obtener las ventajas o beneficios que puede aportar una u otra forrajera a lo largo del año.

 

Persistencia

Una de las principales características de la elección de estas forrajeras es su persistencia o duración. Podemos clasificar las variedades en: anuales, bianuales, híbridas y perennes (Esquema 1).

Variedades anuales y bianuales: Éstas se podrían caracterizar como de rápido establecimiento, alta actividad y crecimiento invernal, alta palatabilidad en estado vegetativo. Su forma de reproducción se basa principalmente por semilla, variedades que acercándose al verano en una condición de falta de humedad y estrés térmico, van a generar gran espigamiento y bajo esta condición, disminuyen considerablemente su calidad.

Variedades híbridas y perennes: son de establecimiento más lento, menor actividad invernal, tienden a ser menos palatables en estado vegetativo que las variedades de rotación corta, presentan una menor espigadura hacia el verano, dado que la forma principal de reproducción y sobrevivencia es a través de la reproducción vegetativa mediante macollos, por lo que en ese momento o en esa época del año son más palatables y tienen mejor calidad que las variedades de rotación corta.

En la zona sur de Chile están dadas las condiciones agroclimáticas para la producción y persistencia de praderas perennes; sin embargo, en algunos predios por alta presión de plagas o por bajos niveles de fertilidad, no es posible lograr tener toda la superficie con este tipo de praderas. Es por ello que se propone realizar una rotación previa al establecimiento de praderas perennes, con variedades de rotación corta o intermedia, sean anuales, bianuales o híbridas, con la finalidad de mejorar las limitaciones de fertilidad antes del establecimiento con variedades perennes. También es común que bajo escenarios de falta de forraje, exista cierta preferencia por el uso de alternativas de rotación (principalmente anuales y bianuales), aprovechando de manera estratégica su agresividad al establecimiento y mayores tasas de crecimiento a lo largo del año.

Características principales forrajeras

Las variedades forrajeras también se diferencian por su morfología, tipo, tamaño, forma de las hojas, aporte nutricional y sistema radicular, por lo que se comportan distinto, respecto a diferentes condiciones de suelo, temperaturas, plagas, fertilidad de suelo, entre otras.

Es importante considerar previamente a la elección de la especie, variedad, o mezcla forrajera, cuáles son los requerimientos nutricionales, el tipo de suelo en el cual se quiere establecer, el manejo de pastoreo que realizará; como también, la utilización si es de corte o pastoreo.

En la Tabla 1 se presenta un cuadro comparativo de las principales especies forrajeras utilizadas en la zona sur y su comportamiento frente a distintas variables productivas.

Mezclas forrajeras

Como regla general, sería adecuado en el caso de mezclas de variedades o especies distintas, clasificarlas según su duración o persistencia, mezclar anuales con bianuales o bien, bianuales con híbridas, o hibridas con perennes, lo que permitirá tener una pradera relativamente homogénea, ya que según su persistencia, presentan diferencia en la forma y morfología de la planta, lo cual podría afectar en la palatabilidad y preferencia por los animales, y por consiguiente, obtener pastoreos desuniformes, sobre todo en rebaños que poseen mayor suplementación en sala de ordeña. Utilizar variedades que tengan un ciclo productivo mas o menos simultaneo, para no tener plantas que desaparecen y otras que continúan, situación en la cual se libera suelo quedando expuesto a la contaminación de malezas y en definitiva, una menor cobertura de plantas productivas. 

En el caso de querer realizar una mezcla de diferentes variedades o especies forrajeras definiendo la proporción de plantas en la pradera, es muy importante revisar y considerar el tamaño de la semilla, la agresividad de estas, tanto en el establecimiento, como en su ciclo productivo que posee cada forrajera, determinando así, la dosis correcta de semilla y obtener una correcta población de plantas, para tener especies que puedan coexistir en la pradera y no exista una competencia dispareja en la que se pueda ver afectada una determinada variedad o especie, ya sea  por falta de luz o por competencia.

Número de semilla de las variedades forrajeras

En la Tabla 2 se puede apreciar que, dependiendo la variedad, especie y ploidía, cambia bastante el número de semillas por Kilogramo (Kg), factor que debemos considerar tanto al realizar mezclas forrajeras como siembras puras. Por ejemplo, no deberíamos considerar la misma dosis de semilla de ballica perenne diploide, que la ballica anual tetraploide, ya que esta última tiene solo la mitad de semillas por Kg. En caso de mezclas, es un elemento importante a tener en cuenta, por ejemplo, cuando se utiliza pasto ovillo, se debe considerar que es una de las gramíneas forrajeras que por su menor tamaño, mas semilla aporta por Kg., puede perfectamente duplicar el aporte de semillas de otra gramínea forrajera.

Lo importante es buscar un número de plantas por unidad de superficie, se considera adecuado alrededor de 500 plantas emergidas por metro cuadrado de suelo. Una densidad de plantas demasiado elevada, no sería adecuada ya que genera un sombreamiento o falta de luz tempranamente en la base de las plantas, provocando elongación de tallo, plantas más fibrosas y posible muerte de macolllos. Una densidad muy baja disminuye la producción de la pradera, genera un  suelo más descubierto con mayores posibilidades de contaminación de malezas y además un potrero más propenso a que los animales dañen la pradera y suelo en el pastoreo con suelo húmedo o blando.

En el caso de mezclas forrajeras una posibilidad es utilizar en conjunto especies o variedades que presenten o se adapten mejor a una determinada condición de suelo y clima, un ejemplo sería la mezcla Pasto ovillo con 7 venas forrajeras que son especies que se adaptan mejor a suelos de menor fertilidad y toleran la falta de humedad en la época estival. No sería tan adecuado establecer una pradera con Pasto ovillo, Festuca y Ballica perenne por que no se lograría una sinergia de las tres especies, principalmente se vería desfavorecida la festuca por su lento establecimiento, pero si el trébol blanco con ballica perenne que es una mezcla comúnmente utilizada donde el trébol va a cubrir sectores del suelo donde la ballica no está presente. Hoy día con el mejoramiento de los tréboles rosados también están siendo una alternativa forrajera en praderas más persistentes como las perennes, ya que han mejorado su densidad de planta, son más persistentes y no son tan erectos como las variedades más antiguas. La utilización de praderas perennes en conjunto con trébol blanco y rosado en suelos de buena fertilidad están siendo una gran alternativa, principalmente buscando una buena calidad forrajera y reducción de la aplicación de nitrógeno.