“Referente al cambio climático; Chile se encuentra en un buen barrio, como es el hemisferio sur, considerando que el calentamiento global se concentra y avanza más rápido en el hemisferio norte; y además “en la mejor calle” dado el efecto moderador de temperaturas del océano pacífico en la larga costa de nuestro país que hará que estos cambios ocurran en forma más paulatina”.

Esta fue la introducción, hace ya 9 años, del Dr. Fernando Santibáñez, Bioclimatólogo de la Universidad de Chile en su exposición de la que fue la VI versión del Seminario Cooprinsem Frutales del año 2013.

La variabilidad climática es el otro concepto que de acuerdo al especialista implicaría en el futuro: sequías más prolongadas, lluvias más intensas, vientos más intensos y temperaturas más extremas.

Al respecto, los regímenes de precipitación o lluvias se desplazarán al menos 150 Km. En otras palabras,  para el año 2050 lo que llueve hoy en Talca lloverá en Temuco y así sucesivamente en Osorno y Chiloé como muestra su línea base v/s proyección al año 2050:

Ahora bien, este año al 9 de diciembre 2022 se registra una mayor precipitación acumulada (mm) comparado con el año pasado en Temuco, Valdivia, Osorno y Puerto Montt a pesar que aún presentamos un déficit  comparado con un año normal.

Entonces es muy bienvenida esta temporada de mayores precipitaciones en nuestra zona sur que nos permite restituir las reservas de agua en forma de nieve en la cordillera así como la capacidad de retención de humedad de nuestros suelos.

No obstante, dentro de los aspectos negativos de esta variabilidad climática podemos mencionar como ejemplo que en Osorno El 11 de noviembre 2022 pasado durante 15 minutos precipitó 15 mm de agua equivalente a 15 litros por m2  o 150.000 L/ha. Entonces la cantidad de agua caída en el corto período de tiempo transcurrido impacta al saturar los suelos y no poder infiltrar y drenar en profundidad. En este caso el desafío es poder contar con colectores de agua lluvia para su posterior uso en la agricultura.

El frente de mal tiempo con nieve de la madrugada del 16 de septiembre pasado es otro caso que implicó daños en las estructuras de techos en huertos de Cerezos para exportación en la comuna de San Pablo y alrededores (imagen 1 y 2).

 

Se rescata la experiencia de un productor de Cerezas de la comuna de San Pablo quien junto a la solidaridad de otros fruticultores logró reaccionar y en conjunto con el apoyo de cuadrillas de personal removieron la nieve acumulada en los techos y evitaron el colapso de la estructura.

Ahora bien, el evento climático más relevante en fruticultura es la  helada donde cada temporada registramos su número, intensidad y magnitud. Para contextualizar se contrasta datos de los últimos 12 años de acuerdo a registros de La Estación Meteorológica INIA La Pampa en la comuna de Purranque (ver Cuadro 1).

Esta primavera 2022 registramos 8 heladas entre Septiembre  y Noviembre siendo el segundo mayor valor en 12 años (9 heladas el 2013) y el doble de eventos comparado con el gran promedio que es 4 heladas. La magnitud definida como la duración en horas y la intensidad como la temperatura mínima alcanzada para cada evento de helada se ve reflejado en el cuadro 2.

En huerto de Arándanos ubicado a no más de 10 km. de INIA La Pampa para la helada del 13 de octubre pasado se registró una mínima de -5°C y una duración desde las 23:30 horas hasta 10:00 AM de 10 horas con 30 minutos. Esto comprueba la gran diferencia y variabilidad de condiciones climáticas según localidad y a cortas distancias. Por tanto es un error generalizar las condiciones climáticas incluso en condiciones intra-prediales.

Pues bien, en fruticultura las etapas de brotación, floración a cuaja son las que las plantas presentan  la mayor susceptibilidad a daños por heladas llegando a un umbral de -1°C bajo la cual se produce daño en la etapa de fruto recién cuajado. Estos daños se expresan en tejido y órganos florales quemados y también la expresión de enfermedades causadas por patógenos como bacterias y hongos como consecuencia de estos daños (imágenes 3, 4, 5). 

Las plantas y sus órganos tienen un contenido de agua inter e intra celular. Entonces durante una helada (T°<0°C) el agua interna comienza a congelarse formando cristales de hielo en la vacuola o entre células. Son estos cristales los que rompen la pared celular y la vacuola. Entonces las células colapsan y termina en los daños que se muestran.

Son estas microfisuras y aperturas naturales en la planta las puertas de entrada de patógenos como la bacteria Pseudomona syringae que además tiene la capacidad de nucleación o formación de cristales de hielo, es decir agravar los daños ya causados por la helada además de desarrollar la infección al alternar heladas con lluvias y días cálidos (umbral óptimo con T° entre 18° y 22°C), es decir todas las condiciones que lamentablemente hemos tenido durante esta primavera.

Las medidas de control parten desde el diseño de los proyectos seleccionando (cuando es posible) o descartando sitios de plantación de huertos frutales. Al respecto es fundamental averiguar el historial de registros de heladas del sitio a plantar especialmente las primaverales que es cuando ocurre las floraciones y cuajas de frutos que es el período más susceptible a daños.

Las masas de aire frío propias de las heladas blancas o radiativas se ubican en las zonas de topografía más bajas como son las vegas tal como lo haría el cauce de un río.

Entonces debemos partir evitando en lo posible plantar en esas zonas y seleccionar las zonas más altas. Como ejemplo se muestra en la imágen satelital térmica el rango de temperaturas alcanzadas durante una helada polar en la zona central según la topografía.

Luego tenemos las especies y variedades que presentan mayor tolerancia o susceptibilidad al daño por bajas temperaturas. Ejemplo Paltos son una especie muy susceptible al daño por heladas con mayor aclimatación a climas tropicales  y mediterráneos por tanto no han sido una opción frutícola para el sur del país hasta ahora.

Y están los distintos sistemas de control de heladas para frutales como cerezos y arándanos como los techos, torres de viento y aspersión de agua:

En suma, el futuro nos desafiará a producir alimentos ante un clima variable y cada vez más extremo. Debemos prepararnos para aplicar la experiencia, la tecnología en mejoramiento genético así como el uso de estructuras en la fruticultura protegida para controlar más variables y en lo posible “asegurar” la producción que demandará el mundo con estándares de calidad, condición y bajo un marco de sustentabilidad y con el menor impacto ambiental.

 

Ramiro Poblete F.
Jefe Unidad de Frutales en Cooprinsem
rpoblete@cooprinsem.cl